Los objetivos que se proponen cubrir en estas jornadas son:
Identificar los principales cambios que se están impulsando en los modelos educativos en el ámbito de los negocios en el proceso de transformación en el que están inmersas las insistuciones de educación superior.
Actualizar el perfil competencial requerido por el mercado laboral actual y futuro, con el propósito de mejorar la empleabilidad de los alumnos.
Revisar las metodologías pedagógicas de aprendizaje para conseguir alcanzar las metas identificadas en el desarrollo competencial de los alumnos.
Identificar oportunidades de actuación para la mejora de la capacidad docente de los maestros, e impulsar un cambio en el rol que deben en el marco del nuevo modelo educativo.
Poner en común diferentes experiencias de innovación educativa en diferentes contextos, e identificar las aportaciones que pueden realizar al desarrollo de competencias del alumno.
Revisar las diferentes alternativas pedagógicas que deben permitir actualizar los contenido y cultura de gestión al nuevo escenario de sostenibilidad y ética empresarial demandada por la sociedad.
Revisar las iniciativas que están adoptando las instituciones educativas para impulsar las competencias relacionadas con el emprendimiento de nuevos negocios.
Generar vinculación entre todos los participantes para iniciar líneas de colaboración y/o investigación.
De acuerdo a los principios anteriores, se proponen diversas temáticas orientadas a promover mejores prácticas y soluciones efectivas para la aplicación de estos principios:
Desde hace años, el mercado laboral viene reclamando alumnos con un perfil competencial más robusto, sobre todo en aquellos ámbitos relacionados con las habilidades blandas y el entorno digital. Una parte significativa de estas competencias se pueden potenciar incorporando convenientemente en los programas formativos las metodologías activas de aprendizaje. El alumno ha cambiado su rol, siendo parte activa de su propio aprendizaje. El trabajo en equipo, el trabajo colaborativo, el aprender a aprender, la motivación por el autoaprendizaje, el pensamiento crítico y capacidad para poner los conocimientos en práctica, entre otras tantas habilidades blandas, constituyen un punto de encuentro significativo entre las nuevas metodologías de aprendizaje y el perfil competencial objetivo del alumno. Es necesario seguir innovando en los programas educativos para hacer realidad estos retos. El aprendizaje del alumno será un proceso continuo durante toda su vida profesional.
Por un lado, la centralidad del alumno y el incremento en la particularización de la enseñanza-aprendizaje comporta que los docentes puedan tener tantos alumnos con estilos de aprendizaje diferentes, siendo en consecuencia importante saber categorizar sus perfiles y generar estilos docentes que acompañen dicha diversidad. Los trabajos derivados de las teorías de Kolb, entre otros, pueden ayudar. Por otro lado, el incremento en la aplicación de las metodologías pedagógicas activas y el aula invertida refuerza el trabajo en grupo y el aprendizaje colaborativo, siendo en este caso fundamental gestionar la formación y coordinación de los grupos en función del perfil y estilo de aprendizaje de cada componente.
La innovación tecnológica crea nuevos modelos de digitalización que abren constantemente posibilidades al mundo educativo. Ello implica conocer las tecnologías, la capacidad de adaptación de las instituciones y disponibilidad a modificar y mejorar los planes de estudios con una mentalidad abierta y disruptiva. Las universidades deben conocer y aplicar soportes tecnológicos como la inteligencia artificial, sistemas expertos y simuladores entre otros, deben transformarse y adaptarse al incremento de la velocidad del cambio. La tecnología, juntamente con la transformación del rol docente y de las metodologías educativas deben resolver dos prioridades incluidas en el cambio de paradigma: La personalización y la ubicuidad. La centralidad del alumno comporta que cada alumno debe aprender de acuerdo con su ritmo, sus capacidades y su interés, lo que implica que las universidades deben tener capacidad para facilitar el aprendizaje más adecuado a cada persona individual (puede comportar conceptos como micro aprendizaje, micro credenciales u opciones en los itinerarios tanto en contenidos como en tecnología, por ejemplo). Por otro lado, y especialmente en un entorno de los ODS, se debe garantizar la formación ubicua, es decir, a toda persona que tenga interés independientemente de su momento, localización geográfica, naturaleza urbana o rural, nivel socioeconómico o tecnológico.
Los simuladores de negocios integran los principios de las metodologías pedagógicas activas y la incorporación de la tecnología en el proceso enseñanza-aprendizaje. Los simuladores proporcionan actividades de alto valor añadido en todas las fases definidas por Merrill y otros autores que transitan desde el problema y las actividades auténticas hasta la reflexión para integrar el conocimiento. Son herramientas idóneas para generación de experiencias de aprendizaje que impulsan el desarrollo de competencias clave para el profesional del futuro. Permiten dar respuesta al aprendizaje transversal de conocimientos, que pueden ser fragmentados e integrados. Aún su demostrada utilidad, queda recorrido para profundizar en procesos de evaluación, tanto en referencia a la evaluación de las competencias adquiridas como en del desempeño de los alumnos.
La transformación del docente pasa por la aplicación de las metodologías activas. El docente necesita elementos imprescindibles para su cambio de rol. Entre otros, necesita formación competencial, motivación, apoyo de su institución y entornos colaborativos. También son críticos aspectos prácticos como habilidades en el uso y aprovechamiento de las tecnologías digitales, el cambio hacía la valoración por rúbricas, metodologías de evaluación en la evolución de las competencias, el control de la presencialidad en entornos online o la retroalimentación al alumno.
Las metodologías activas se han consolidado como estratégicas, tanto para adaptar los modelos educativos a los nuevos perfiles de alumnos, como para alcanzar los perfiles competenciales solicitados por el mercado laboral. La innovación tecnológica y la experiencia en su uso hace que día a día surjan herramientas mejores y más eficientes a nivel formativo. Existen una importante variedad de tipologías de recursos utilizables y adaptables. El aprendizaje flexible y personalizado conlleva unos derechos y unas obligaciones que el alumno debe conocer y aceptar. Es importante que el alumno esté preparado adecuadamente para asumir su nuevo rol, tanto desde el punto de visto tecnológico como de conocimientos básicos y actitud.
En la medida que los sistemas inteligentes vayan teniendo mayor participación en el análisis de los negocios y en la toma de decisiones, la incorporación de los criterios éticos será un requerimiento para los nuevos directivos. Los principios basados en la lógica-matemática tradicional del Management deben enriquecerse de forma significativa con el pensamiento crítico. Dos de los objetivos relevantes son la reducción de las desigualdades y la formación de líderes para el nuevo escenario.
La capacidad de emprender y la actitud por emprender deben incorporarse en los programas de negocios de educación superior necesariamente. No es una opción. La competencia de emprender nuevos negocios es una combinación de conocimientos, aptitudes y actitudes; todas ellas se pueden entrenar. Para algunos alumnos será más fácil, para otros más retador, pero accesible para todos. La emprendeduría en la nueva empleabilidad. El emprendimiento respecto a los negocios y a la sociedad. El joven de hoy se ha de preparar para ser emprendedor toda su vida, se debe reinventar constantemente. Deberá aprender a aprender.
En este contexto, la sociedad en su conjunto se encuentra ante el gran reto de conseguir unos mejores niveles de equilibrio y bienestar para todos, además de tomar medidas para hacer sustentable toda la actividad humana sobre el planeta.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos Mundiales, se adoptaron por todos los Estados Miembros en 2015 como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030.
Los 17 ODS están integrados, ya que reconocen que las intervenciones en un área afectarán los resultados de otras y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad medio ambiental, económica y socialLas Universidades no pueden ser ajenas a estos objetivos y deben hacer lo posible por integrarlos dentro de sus programas educativos. Este requerimiento es todavía de mayor importancia si nos referimos al ámbito de la capacitación de administradores de negocios, pues ellos tendrán que tomar decisiones en el futuro.
La revisión de determinados paradigmas en los procesos de toma de decisiones empresariales, en base a un nuevo modelo de gestión es un gran reto para la universidad. Si la universidad no forma a los futuros ciudadanos y tomadores de decisión de acuerdo a los nuevos valores, la consecución de determinados objetivos resultará indudablemente más difícil.
La incorporación de nuevos contenidos educativos alienados con los nuevos paradigmas, a través de los simuladores de negocio, reforzados con nuevas metodología educativas basadas en retos y el cambio del rol del profesor en el aula, constituye diferentes derivadas de un mismo eje transformacional de la universidad al cumplimiento de los objetivos marcados en la agenda 2030.